Te señalan
Se sentía caer, como en un largo e infinito pozo lleno de una inquebrantable oscuridad. Sus gritos hacían eco pero nadie podía escucharlo. Simplemente caía y caía, sintiendo el airé frío golpear su rostro durante el largo descenso. ¿Como había llegado hasta ahí? No tenía idea alguna. ¿Alguna vez llegaría al fondo? Parecía poco probable, pero era imposible que no tuviese fin. En algún momento acabaría todo aquello, en algún momento todo se detendría.
Su cuerpo se agitaba y daba vueltas en el aire, pero no podía verse a si mismo. Solo tenía una vaga idea de lo que era arriba y era abajo, porque el fuerte paso del aire le hacía darse una idea. ¿Pero de verdad caía? Aun no lo tenía claro. No entendía nada.
Gritaba y gritaba, sin recibir respuesta alguna. Intentó alargar los brazos y buscar algo de que sujetarse (aunque fuese doloroso) y frenar su caída. Pero sus manos no alcanzaron nada. Si había alguna pared a su alrededor, estaría muy lejos, pero sin poder ver, sin poder sentir ni escuchar nada, tan solo podía imaginarse que caía en el espacio libre e infinito. ¿Habría muerto? ¿Este era el paso a otra vida, al mas allá? Quizás era así. Quizás esta era la respuesta a la pregunta de qué sucedía con nosotros después de morir.
No tuvo mas tiempo de dedicar su conciencia a ello (¿era posible tener conciencia alguna si había muerto?) Su cuerpo impactaba en la superficie, causando una ruptura y causando que se hundiera lentamente. Se hundía en el agua. Podía percibir las ondas que había causado en ella mientras su cuerpo seguía bajando y bajando. Totalmente frío y empapado, intentaba salir a flote pero la fuerza opuesta le seguía impulsando hacia abajo.
Sintió terror, aunque estaba casi seguro de encontrarse muerto, su instinto le decía que luchara y evitara lo peor. Se le agotaba el aire (¿era capaz de respirar?) y pronto se vio obligado a abrir la boca en un acto reflejo por aspirar mas oxígeno pero para encontrarse con que sus pulmones se llenaba de agua. Ya no podía gritar, ya no podía hacer mas nada.
Siguió hundiéndose hasta que su cuerpo volvió a caer en el aire. Con un fuerte estrépito había impactado contra el césped. Ahora se encontraba acostado sobre su espalda. Abrió los ojos y se encontró con la luz del sol que se filtraba entre las nubes. Escuchaba voces, cantos y risas. Se sentó y observó su cuerpo. Era un niño.
Parpadeó, confundido, mientras trataba de descifrar en que lugar se encontraba. Era el patio de la escuela y todos los niños (de su edad, entre seis o siete años) correteaban y se mostraban bastante felices. ¿Acaso todo había sido un extraño sueño? No recordaba haber tenido sueño alguno que se pareciera a aquél en el pasado. Estaba ahora sentado, esperando a que sucediera algo que le permitiera comprender lo que estaba ocurriendo.
"¿Que te pasa, tonto?" le dijo uno de sus amigos al acercarse lo suficiente para propinarle un golpe (en tono amistoso aunque con fuerza desmedida) en la nunca. "¡Déjalo, está asustado!" chillo otra voz, al parecer actuando en su defensa.
El niño agredido se puso en pie, los miró a ambos pero se le hacía imposible pronunciar palabra alguna. Su labio inferior temblaba un poco, sus puños apretados se habían vuelto totalmente blancos. Giró sobre sus pies y trató de alejarse, pero se encontró con un cerco de niños que le cortaban el paso y le miraban fijamente.
O eso suponía que hacían, porque sus rostros carecían de rasgo alguno. Tan solo les cubría una fina y pulcra capa de piel donde se supone debían estar los ojos, la nariz y la boca. Eran como maniquíes, aunque estos tenían la capacidad de moverse y hablar. El muchacho se quedó de piedra, al verse rodeado. "Todos se ríen de ti" habló el chico que le había golpeado antes "Todos saben lo que eres" esta vez hablaba alguien mas, de aquellos niños que integraban el cerco "Todos sabemos tu secreto" a sus palabras ahora se sumaban risas "No perteneces aquí"
Uno a uno, los niños que habían formado ya un círculo alrededor de él, levantaban sus manos en una macabra secuencia, con el dedo índice extendido para apuntar de manera amenazadora al muchacho.
"¿Piensas huir?" dijo uno con tono burlón "¿O vas a llorar como siempre?"

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