Te hieren
Sollozaba en el suelo, sintiendo como la oscuridad se acercaba a su alrededor, nublando sus sentidos y aislándolo del mundo. Pronto todo era silencio, frío y el negro absoluto. La piel de sus manos apoyadas sobre el liso y helado suelo comenzaban a sentir un dolor punzante. Su cuervo se volvía pesado y comenzaba a hundirse, como si el piso fuese de un material maleable que cedía bajo su peso. La sustancia viscosa le engullía para tan solo unos segundos después dejarlo en caída libre mientras continuaba su descenso.
"Es patético"
Caía como un peso muerto al momento que el aire volvía a invadir sus pulmones y despertaba de aquel letargo como si alguien le hubiese devuelto a la vida. Sus pulmones gritaban en agonía mientras se acostumbraba nuevamente al movimiento involuntario de los mismos para inhalar y exhalar a un ritmo constante.
"¿De verdad espera que tengamos lástima?"
Esta vez era un voz femenina quien se dirigía a él. Alzó la mirada, tardando unos instante en poder enfocar la vista aunque eso no servía de nada. Le rodeaban sombras. Siluetas sin rostros cuyas voces se escuchaban distantes. Si bien no reconocía a ninguno, había algo bastante familiar en sus voces. Trató de hablar, pedir ayuda, pedirles que se identificaran, pero de su garganta no brotó sonido alguno.
"Vamos, a nadie le importa"
"Morirá solo y nadie se dará cuenta"
"Es lo mejor que podría pasarle"
Sintió ansiedad. Se puso en pie de manera torpe y trató de correr, pero en cualquier dirección que avanzara las sombras seguían estando a su alrededor. Pronunciando aquellas palabras. Dirigiéndose a el como si tan solo fuese un estorbo. Expresando lo poco que les importaba su existencia. Como si estuviese allí, pero a la vez en un plano distinto. Estaba vivo y muerto a la vez.
"No te preocupes"
Le habló una voz, dulce y pacífica. Sintió una calidez en su cuerpo mientras giraba para ver en la dirección que le había escuchado. Entre todas las sombras se levantaba ahora una silueta blanca y brillante. No podía verlo, pero sabía que sonreía.
"Ven, no pasará nada malo"
Extendió su mano esperando a que el chico se acercara. Era un ser de luz. Caminó lentamente en su dirección. No había otra manera. Aunque deseaba correr en su dirección su cuerpo andaba en cámara lenta, como si la gravedad fuese tan poderosa que la simple tarea de andar se hacía todo un calvario. Pero tenía la certeza de que le alcanzaría. Lo lograría.
Cuando tomó su mano sintió que la calma llenaba su cuerpo. Ya no había tristeza. Ya no había dolor. Aquél ser le apoyaba y le ayudaba a respirar.
"¿Lo ves? Todo estará bien" le aseguró la voz.
Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras su entorno comenzaba a brillar con una luz cegadora que dispersaba las sombras y la oscuridad. El único rastro de todo aquel mal se materializó en la espalda de la figura de luz, que ocultaba sujeto en su otra mano un largo y oscuro cuchillo hecho de sombras.
"Todo muy bien" le repitió, mientras con un rápido movimiento le clavaba el arma filosa en el estómago y le soltaba de la mano, para dejarle caer nuevamente en el suelo mientras le veía con una macabra sonrisa.
Volvía a caer.


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