Descenso - Capítulo 3

 

Te abandonan

     Escuchaba risas. Mientras permanecía con los ojos cerrados, acostado sobre su espalda, lo único que podía percibir era el eco de risas a su alrededor. Pero le era imposible moverse, hablar o siquiera abrir los ojos.

"¿A que esperas?" le apremiaba aquella voz, enérgica e impaciente.

     Trató de responder, pero aun no podía hacer nada. Permanecía en la oscuridad tan solo escuchando, tratando de descifrar quien era la otra persona. Sintió que algo le salpicaba. Gotas de agua golpeaban su rostro y sentía el suelo bajo su espalda bastante húmedo.

"¡Vamos, ven ya!" habló la voz, al momento que sentía que alguien tiraba de su brazo.

     Estaba de pie. 

     Un joven de su edad (¿Que tendría, unos 15 años?) le sonreía y le animaba a seguirlo. notó toda su ropa empapada por la fuerte lluvia que caía sobre sus cabezas. Unos metros mas allá, una pareja (un chico y una chica) sonreían de la misma manera y le hacían señas para que se acercara.

     Sintió una calidez brotar de su corazón mientras hacía un esfuerzo por seguirles el paso y correr tras ellos. A donde mirara solo estaba el horizonte, separando el cielo del espejo bajo sus pies, perturbado solo por las gotas de lluvia que hacían pequeños círculos en la fina capa de agua que cubría el suelo. A su alrededor no había mas nada. No habían calles, ni edificios, ni árboles ni otras personas. Estaban solos en aquella nada, bajo la incesante lluvia.

"Hagamos una carrera" chilló la chica con emoción.

     Todos asintieron y comenzaron a correr en la misma dirección. Sin decir palabra alguna, el chico les siguió. Se sentía alegre con su compañía. Sentía que pertenecía a algún lugar.

"¡Espera!" gritó uno de ellos.

     Los que iban adelante se detuvieron de inmediato y terminaron colisionando con el resto cuando les alcanzaron. Cayeron al suelo con estrépito, pero no hacían mas que reír mientras se agitaban y rodaban sin control.

"¡Lo has hecho aposta!" reclamó la chica "¿Y eso que?" replicó el muchacho.

"Amigos" habló finalmente el recién llegado. 

     Los demás giraron sus rostros para verle y volver a sonreír "Pareces tonto hablando así" dijeron al unísono, soltando una carcajada y luego tirando todos de él para ponerlo en pie nuevamente.

     Sin decir nada, comenzaron a andar, hablando de manera bastante rápida, tanto que no podía entenderlos. Pero se mantuvo cerca. Se sentía seguro con ellos. Comenzaron a darse empujones los unos a los otros, a manera de juego. Aquello era bastante entretenido. La lluvia se volvía cada vez mas fuerte, pero no parecían notarlo.

"¡Ya verás!" uno de los muchachos le empujó para hacer que impactara al otro. Trató de evitarlo, pero terminó cayendo con todo su peso sobre él, y sin mas el chico se esfumó en el aire. De los cuatro, ahora solo quedaban tres, pero a la pareja no parecía importarles que había uno menos.

"Oigan..." murmuró, pero no le hicieron caso.

     Siguieron andando, dedicando una que otra mirada hacia atrás para luego negar con la cabeza. El muchacho, siguiéndoles el paso, comenzó a trastabillar. Miró hacia abajo y notó una gran mancha roja en su estómago. La herida volvía a sangrar. La pareja comenzó a correr y él hizo su mayor esfuerzo para darles alcance.

     Tomó a su amigo por el brazo, pero este se sacudió de inmediato y se desvaneció en el aire. Ahora solo quedaban dos. La chica y él. Esta le miró, con una sonrisa triste en su rostro. Se acercó a ella, esperando que le ayudara, pero nuevamente le miró a los ojos y negó con la cabeza. Posó su mano sobre su mejilla antes de girar y salir corriendo.

     La lluvia se convertía en tormenta.

     Corrió tras ella como podía, pero pronto terminaría tropezando y cayendo, debido a que se encontraba débil, y al levantar la vista ya no había rastro de ella. Estaba solo nuevamente, ahogándose. La lluvia inundaba todo y pronto se encontraba sumergido en agua profunda, tiñendo el agua de color carmesí mientras comenzaba a hundirse una vez mas.