"Vamos a parar la burda evolución,
el regreso a los bosques es la solución."
José Carlos Molina (Ñu)
El tema de esta entrada no será ajeno a la ironía, pero a la vez, demostrará el punto sobre el que se me ocurrió hablar el día de hoy. ¿Hacia donde se dirige nuestra sociedad? Al progreso y un mejor futuro. Esa es la meta. Ese es el objetivo de investigadores, empresarios, científicos, visionarios, dirigentes populares (sin caer en partidismos por hoy) y cualquier otra profesión que se jacte de crear y desarrollar en pro de la humanidad. ¿Pero de verdad la sociedad ha tomado el camino correcto?
Existen muchas realidades claras, de manera histórica, sobre el rumbo que ha tomado la sociedad, y el punto que quiero tocar en específico, nuestras necesidades como seres humanos. Lo primero, ha sido nuestra evolución natural como seres humanos. Desde que el homo sapiens comenzó a poblar la tierra, inició la necesidad de las invenciones que podrían hacer de nuestras vidas algo mas cómodas y fácil. Vestimenta para protegerse del clima y la naturaleza, fuego para cocinar la comida y calentarse en el invierno, la rueda que serviría como base fundamental para millones de inventos, maquinarias, medios de transporte; y un sin fin de cosas mas.
Todas ellas tuvieron su motivo de ser, y una necesidad que cubrir. Al fuego le sustituiría el bombillo eléctrico, mas seguro y duradero. Motores a vapor se cambiaron por motores de combustión interna con mayor potencia, y atrás quedaba el uso de las bicicletas, que dependían del esfuerzo humano para moverse.
Otra de las realidades de la sociedad ha sido su crecimiento exponencial. Sobrepoblación, necesidad de recursos y de producción para su sustento, son la preocupación del mundo moderno para preservar la humanidad, o eso creen algunos que es el motivo.
Y es que la sociedad está empeñada en engañarse a si misma. Todos conocemos la historia, así sea por encima (y yo no soy una persona que se crea conocedora de la historia, ni por asomo) con lo que aprendemos en la educación básica. Pero sabemos de momentos importantes de la historia, en que se hicieron grandes cambios. Las revoluciones burguesas y la revolución industrial, serían el momento en que se marcaría gran parte del camino del mundo moderno, a pesar de sus diversos desvíos, pero vayamos de a poco.
Las revoluciones burguesas, en respuesta a un sistema feudal que negaba libertad de producción y uso del capital para el desarrollo, que desembocarían en un cambio total del mundo, abriendo paso a la revolución industrial, dando un salto increíble en cuanto a innovación en los medios de producción, tendrían también un efecto colateral, el éxodo del campo a las ciudades, el crecimiento de la población en las mismas y el constante cambio en las posibilidades de trabajo.
Sin quitar méritos a la revolución industrial, que propondría soluciones a problemas y riesgos que se presentaban en las industrias de producción, también traería consigo la facilidad de obtención de la mano de obra, la mejor necesidad de ella y la disminución de costos. Antes de este punto de la historia, para la producción industrial se necesitaba de mano de obra calificada y en grandes cantidades. No era un sistema perfecto en ninguna manera, con un sinnúmero de dificultades, y sumado a ello, el estar sometidos a un sistema feudal que no aportaba ninguna beneficio a los mas necesitados.
Al llegar la industrialización, vemos el nacimiento de la sociedad del capital. El sistema que traía las soluciones y la libertad plena. No hay que negar que en este momento la sociedad toma un camino de mayores oportunidades. La revolución industrial, con el desarrollo de tecnología y maquinaria, hacía el trabajo mas fácil, comienzan a crearse las cadenas de producción y los costos disminuyen. La economía como la conocemos ahora comienza a surgir. Esa economía que el día de hoy nos doblega y nos somete de maneras incontables. Pero así es nuestra sociedad.
Sin entretenernos mucho, podemos decir que desde inicios del siglo XIX hasta el siglo XX el desarrollo fue bastante progresivo. La sociedad capital toma fuerza y se vuelve un sistema duradero y que evoluciona en el tiempo. No le faltan las ideologías opuestas, pero se logra establecer en la mayoría de las naciones, con ciertas excepciones, que no son el punto a tratar.
La sociedad abre los brazos a la globalización. Los desarrollos que antes eran aislados y beneficiaban a una sola nación, comienzan a convertirse en producto y a propagarse por el mundo. Surgen grandes inventos que facilitan la vida al hombre. En la agricultura, si antes necesitaba de cientos de campesinos para la cosecha de recursos alimenticios, ahora las maquinas te permiten conseguir una mayor producción, con menos personal y menos costo. Los productos que antes debían ensamblar un grupo numeroso de trabajadores preparados para la tarea, ahora lo realizan dentro de una planta automatizada, y el ser humano se limita a la comprobación final del producto (hasta que las máquinas puedan hacerlo por su cuenta. No falta mucho) y así, es fácil crear muchos ejemplos mas.
Todo esto trae comodidades a las personas, hace mas atractiva la vida en la ciudad en contraste con la del campo, que comienza a perder importancia en la creencia popular. ¿Quien no preferiría la vida en la ciudad en que puedes comprar todo preparado? Aquella ciudad en que se concentran las nuevas tecnologías, el desarrollo cultural y los grandes centros comerciales. Eso es lo que aprendemos al ver nuestra realidad.
Finales del siglo XX, inicios del siglo XXI. Descubrimos que nuestras prioridades y necesidades han cambiado. ¿Recuerdan que hablé de ironías? Aquí comienzan, de manera mas directa. A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, los países en desarrollo vivían un proceso tranquilo, si obviamos un tanto los conflictos internos y guerras de carácter mundial que tocaban a cada nación. El ser humano, para aquellos tiempos tenía necesidades básicas muy bien definidas. Salud, agua, comida y un hogar. Para ello, la educación (opcional en gran parte) y un trabajo. Eran cosas primordiales, y que podían obtenerse. Además de esto, la población no era elevada. Los recursos estaban allí, y el desarrollo normal de la sociedad llevaba nuevas maneras de su explotación, pero el alcance era de carácter mas local, hasta la llegada de la tecnología y la globalización.
Entrados de lleno en el siglo XX, la tecnología y las innovaciones dan saltos mas pronunciados. Las industrias continúan su desarrollo y la necesidad de explotación de los recursos aumenta. Todo esto, con carácter global. El mercado se vuelve mundial, recursos tecnológicos, energéticos, alimentarios son el tema diario para muchos países. Pero además, surge algo que afecta de forma increíble a la sociedad en general: la publicidad y la cultura del consumo.
Las tecnologías pasan al servicio del mundo del comercio. Se crean nuevos productos, aprovechando los avances y creando un gran abanico de opciones para las personas, que guiados por la publicidad, sienten la necesidad de comprarlos, aunque no comprendan algo que requieran en sus vidas.
La creación de necesidades se vuelve latente. Necesidades artificiales que se incrementan con el pasar de los años y se combinan con una sobrepoblación mundial que agota los recursos. ¿Y por que hablar de la población mundial? Porque su crecimiento, la automatización de las industrias y la balanza del mercado afecta a cada uno de los habitantes del planeta.
Mientras más se automatizan los procesos, como un signo de desarrollo y avance de la humanidad, más se reduce la necesidad de mano de obra básica. Se producen los éxodos, se va a la ciudad en búsqueda nuevas oportunidades. Pero las oportunidades no aumentan con la cantidad de personas, mas bien se dificultan. Se vuelve una necesidad mas apremiante el desarrollo académico para poder conseguir estabilidad económica. Aunque esta preparación intelectual desde un principio debía ser masiva, su motivación se vuelve ahora de carácter económico.
¿Pero por qué tanto empeño en conseguir riquezas económicas? Además de la avaricia humana, si las necesidades se mantuvieran en lo básico, en un balance prácticamente en armonía con la naturaleza, las cosas no serían tan complicadas. Pero el mundo moderno nos trae nuevas necesidades. Un auto, un nuevo teléfono, ropa llamativa, cosméticos, entre otras cosas con las que se nos bombardea en el mundo de la publicidad a diario. Y sí, es irónico, viniendo de alguien que es aficionado al mundo de la tecnología, los gadgets y el entretenimiento electrónico, que escribe día a día en un computador. Pero es una muestra más de que ya es prácticamente imposible librarse de ello en la actualidad.
A medida que disminuyen los recursos naturales no renovables, aumentan las necesidades de empleo, y la población que se reproduce como conejos, la situación se complica. Sumamos a esto, que nos plantan en la cabeza que debemos tener el nuevo artilugio recién sacado al mercado, cargado de nuevas bondades y funciones que nos harán la vida mas fácil (en apariencia), nos volvemos esclavos del sistema, en que dependemos del dinero para todo.
Como decía anteriormente, todo lo podemos comprar, todo viene listo. Como anécdota personal, hace un par de días junto a mi familia, nos dimos a la labor de moler maíz. Un proceso sencillo, de cocción previa y usar un molino para moler los granos. Todo esto, para conseguir una masa y preparar arepas, sin las que no podríamos vivir los venezolanos. Un sabor natural y mucho mejor que las arepas con harina comercial. Y en ese momento uno se da cuenta que nos hemos acostumbrado a las comodidades del mundo moderno. Nos hemos acostumbrado a una vida ajetreada en que no tenemos tiempo que dedicar a esas tareas sencillas que ahora nos parecen molestas. Tareas que eran naturales en tiempos pasados, y eran prácticamente lo único que se necesitaba para vivir. Esa ha sido nuestra evolución.
Claro, todos los desarrollos en las ciencias nos han traído grandes beneficios. Facilidad de transporte en cualquier lugar del mundo, comunicación instantánea a nivel global, mejoras en la salud, prevención y control de enfermedades que disminuyen la mortalidad en el mundo. Allí es que se presenta el problema. El crecimiento ha sido desordenado y se ha perdido un balance natural.
"No queremos máquinas de competición,
tenemos el caballo, no existe el reloj."
José Carlos Molina (Ñu)
Todo se ha vuelto números en una cuenta, compromisos en una agenda y necesidades artificiales. Atrás quedó la vida en conjunto con la naturaleza. La vida sin automóviles nos parecería absurda. Apenas y recordamos como era vivir sin un teléfono inteligente. Pagamos lo que sea por un videojuego, un artefacto electrónico o cualquier otro producto, sin pensar en satisfacer primero nuestras necesidades básicas. Y el mercado se aprovecha de esto. No, nos han programado para esto. Cuando iniciaron los grandes inventos que cambiaron al mundo, tardaban muchos años en conseguir una mejora. A medida que la tecnología comenzaba a crecer a mayor velocidad, el mundo comercial lo aprovecha para proveer de nuevas versiones de productos perfectamente funcionales, con el fin de obtener mayores ganancias y controlar el mercado. Y detrás de ello, un sistema económico fluctuante, en complicidad con los gobiernos de estado, que está diseñado para retener a las élites en la cumbre y a la clase trabajadora en la base. Antes todas estas dificultades, presentes en cualquier lugar del mundo, comienzan a surgir flagelos como la delincuencia. Al haber establecido todas estas necesidades artificiales, los que pueden satisfacerlas se sienten a gusto, pero los que no, buscarán el camino mas fácil. Y curiosamente, es el mismo sistema el que proporciona las herramientas para caer en ese mundo, ya que te sientes obligado a obtener esos productos que tanto necesitamos, convirtiéndose luego en parte de ese grupo de personas rechazados por la sociedad, disminuyendo aun mas las posibilidades de surgir, y caer en un círculo vicioso y autodestructivo como un delincuente.
El ser humano perdió el rumbo de lo que necesita en la vida. Perdió aquel equilibrio con la naturaleza que le guía hacia un buen vivir. Se convirtió en víctima del mismo sistema que ha creado, y ese sistema se vuelve un paradigma casi imposible de cambiar. Ya que aunque la naturaleza humana es cambiante, los intereses chocan y ocurren los grandes conflictos.
¿Pero que podemos hacer para cambiar el rumbo del mundo? El esfuerzo de unos pocos parece insignificante y hasta a veces absurdo. Pareciera que el único rumbo posible es la destrucción. El colapso del sistema, antes de que ocurran lo irreparable. Porque una sociedad de consumo creciente, agota de manera desproporcionada los recursos, causando una crisis global en que prevalecería la supervivencia del mas apto, muy acorde con una sociedad que te enseña a preocuparte solo por ti mismo, sin importar los demás. Parecen pensamientos pesimistas, pero es la necesidad real de la sociedad en este momento, un cambio absoluto. ¿Cual debe ser ese cambio? Es lo que no se ha podido determinar en todo este tiempo. Por ello existen tantas teorías sociales de desarrollo, en constante pugna y que no parecen nunca ponerse de acuerdo.
Pero la naturaleza sabrá mostrarnos el camino.
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Actualización del día después (20-08-2013)
Después de mandarme un testamento que pudo ser mas largo, leo una reseña sobre declaraciones del excelentísimo presidente de Uruguay, el señor José Mujica, que refleja un poco lo que quería decir. Recomiendo entonces, mirar el siguiente enlace.
"Mujica: La civilización cristiana y occidental es un gigantesco fracaso"
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Actualización del día después (20-08-2013)
Después de mandarme un testamento que pudo ser mas largo, leo una reseña sobre declaraciones del excelentísimo presidente de Uruguay, el señor José Mujica, que refleja un poco lo que quería decir. Recomiendo entonces, mirar el siguiente enlace.
“Nuestra civilización cristiana y occidental es un gigantesco fracaso porque transformó a la vida en una apelación para gastar, consumir y acumular y lo que está despilfarrando son horas de vida arriba del planeta”José Mujica
"Mujica: La civilización cristiana y occidental es un gigantesco fracaso"

Muy reflectivo, jajaja pienso en cuando me robaron mi iPod y sentí como si perdí una parte de mi vida, nada más cierto que esto: "Y el mercado se aprovecha de esto. No, nos han programado para esto."...
ResponderEliminarNecesitamos el facebook y para ello la computadora y el internet, por ende un servicio que se le paga a una industria telefónica o de cable o cualquiera que tenga en su catálogo a la red de redes; pero la computadora se recalienta, por lo tanto necesitas el aire acondicionado y para todo esto necesitas electricidad. Impresionante lo dependiente que nos hemos vuelto de la tecnología y como dices, es irónico (e hilarante, ¿por qué no?) que lo digamos y lo critiquemos por este medio, sin embargo soy un fiel creyente de que el hombre tiene la capacidad de adaptarse a cualquier ambiente, por muy precario que este sea, mientras se pueda conseguir agua y comida, seremos capaces de adaptarnos a cualquier ambiente.
Buen artículo, cumpa.